però de totes formes, com dia, estic content pq per al temps que duc estudiant jo crec que he fet tot el que he pogut.... bé, i ara, a esperar la nota i, mentres tant, EIVISSAAAAA!!
Demà matí estem ahí els primers de l'expedició; Juanito, Quiquet i jo mateix.... després aniran unint-se tota la troupe.... bé, podria comentar cosetes de la despedida (les que sé a distància)..... tant del marto, com de l'Àngels... (MArtoooooooooooo!!! ací tens un link dedicat a tú... ja saps allò de "el saber no cupa lugar" jejeje) però l'objectiu fonamental era deixar un regalet especialment dedicat per als dos casamenters però també per a tots els altres.
És un text de Eduardo Galeano, extret del primer volum de la trilogia "Memorias del Fuego". Espere que vos agrade... un besot a tots!!
El Amor, extret de "Memoria del fuego. Los Nacimientos". Eduardo Galeano.
En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad.
Era raro lo que tenían entre las piernas.
¿Te han cortado?- preguntó el hombre.
-No- dijo ella- Siempre ha sido así.
El la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo: -No comas yuca ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar.
Yo te curaré. Échate en la hamaca y descansa-.
Ella obedeció.
Con paciencia tragó los mejunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos.
Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía:
-No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca.
La memoria de las frutas le hacía agua la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
-¡Lo encontré! ¡Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando una mona en la copa de un árbol.
-Es así- dijo el hombre aproximándose a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas invadió el aire.
De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos…
Y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.
(cortesia http://acuarela.wordpress.com/2006/10/23/el-amor-galeano/)
Era raro lo que tenían entre las piernas.
¿Te han cortado?- preguntó el hombre.
-No- dijo ella- Siempre ha sido así.
El la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo: -No comas yuca ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar.
Yo te curaré. Échate en la hamaca y descansa-.
Ella obedeció.
Con paciencia tragó los mejunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos.
Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía:
-No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca.
La memoria de las frutas le hacía agua la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
-¡Lo encontré! ¡Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando una mona en la copa de un árbol.
-Es así- dijo el hombre aproximándose a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas invadió el aire.
De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos…
Y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.
(cortesia http://acuarela.wordpress.com/2006/10/23/el-amor-galeano/)
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